En 1939, la NBC emitió la ópera de Gian Carlo Menotti The old maid and the thief, y, en 2023, Ópera de Tenerife apuesta por representar aquel estreno radiofónico. Lo hace con la dirección escénica de Alicia Peraza, con quien hemos tenido la suerte de alegar hoy.
¿Qué tiene de especial el diseño de la escenografía de The old maid and the thief?
A través del diseño de la escenografía viajamos a los años 40. Concretamente, vamos a situarnos en el 22 de abril de 1939, que fue cuando se estrenó está ópera del compositor Gian Carlo Menotti.
¿Con qué retos te has enfrentado al desempeñar la dirección de escena y el diseño de la escenografía?
Los retos de esta propuesta escénica comienzan cuando me proponen no representar el libreto en sí de la historia de Menotti, sino que nos vamos a ir al momento en el que se representó radiofónicamente esta ópera. Entonces el reto es doble. Hay un desafío: los actores y los cantantes tienen que hacer el personaje que propone Menotti y, a su vez, tienen que hacer otro personaje, que es el que entra en la radio… y ahí comienza toda la aventura y la magia de esta dirección escénica.
¿Cómo surge la idea de que esté presente el regidor en el escenario?
Dándole vueltas al asunto de buscar cómo sería estar en esa época, se me ocurre la idea de hacer metateatro, hacer teatro dentro del teatro. Por eso, metemos la regiduría dentro. El público también forma parte del espectáculo, porque en esa época, cuando se estrenaban montajes, libretos, etcétera, el público participaba de estas representaciones. Así que lo hemos querido representar tal cual. Incluso el director musical, Javier Lanis, forma parte de este metateatro: hace el personaje del típico pianista y es, además, el maestro musical de la pieza.
¿Por qué no podemos perder la oportunidad de disfrutar de The old maid and the thief?
Primero, por el espacio en sí, que es la sala de cámara y eso nos da una cercanía a la escena, y de esa manera podemos ver bien todo el entramado.
Y, por otro motivo, porque es un viaje a 1939. Es la oportunidad de ver la magia de la ópera en esa época, cuando los recursos no eran como los de ahora, cuando los efectos sonoros se hacían manualmente, cuando había una trama entre los personajes y, a su vez, tenían el reto de representar y cantar el libreto del personaje que les tocaba. Y eso es fantástico.
