¿Se considera una persona con suerte? ¿Y si pudiera manejarse la suerte como mercancía o moneda de cambio? Con esta poderosa premisa se nos presentaba, en 2001, Intacto, el primer largometraje del chicharrero Juan Carlos Fresnadillo. El cineasta había deslumbrado al mundo con su cortometraje Esposados (1996), con una joven Anabel Alonso antes de la era 7 vidas. El corto fue nominado al Oscar de Hollywood, y Fresnadillo ya entonces recibió multitud de propuestas del gigante angelino. Pero decidió esperar, quedarse, pensarse mucho su primer largometraje, largo anunciado y consecuentemente esperado, y cinco años después llegaba por fin a las salas. Y no defraudó, ni tan sólo un poco.
En la película vemos cómo Tomás (Leonardo Sbaraglia), un ladrón de bancos con un futuro poco halagüeño, es el único sobreviviente de un accidente aéreo en el que fallece todo el pasaje. Gracias a esto, es reclutado por Federico (Eusebio Poncela, soberbio como siempre), una especie de ojeador de personas con suerte. Parece ser que Federico tiene el don de quitarle la suerte a la gente. Federico introduce a Tomás en una red de juegos clandestinos donde lo que se apuesta no es otra que eso, la propia suerte: correr con los ojos vendados por un pinar y no estamparse contra los árboles (rodado en el Bosque de Las Mercedes de Tenerife), o ser el elegido por un insecto para que se pose en la cabellera. El móvil de Federico resulta no ser el dinero, sino de Sam (Max von Sydow), el dueño de un casino en un desierto de lava (Las Cañadas del Teide) que le arruinó. Completan el elenco una policía (Mónica López) que perdió a su marido e hija en un accidente de tráfico y un torero (Antonio Dechent) adicto a la adrenalina participando en estas “timbas de la suerte”.
La intrincada trama está extremadamente bien retratada, tanto que sorprende que sea una ópera prima. Mantiene un ritmo trepidante, capaz de no decaer ni resultar mareante, en un equilibrio muy difícil de conseguir y que el director no ha mantenido tan sólido en películas sucesivas (a excepción de 28 semanas después). Los personajes son interesantísimos y las interpretaciones, sobre todo de un Poncela más contenido que de costumbre y un Max von Sydow cuyo perfil visto entre los matojos del Teide resulta a la vez inverosímil y satisfactorio, son estelares. Intacto ganó el Goya a Mejor Dirección Novel, y es que parece que la película estuviera hecha con tiralíneas, sin un mínimo espejismo de imperfección formal, lo cual acaso provoca un cierto desapasionamiento, una dificultad para implicarnos emocionalmente tanto como el director habría querido. Es decir, parece exactamente lo que es: la primera película de un genio absoluto, joven y algo inmaduro, tal vez, pero con una carrera fulgurante ante él.
Hay que señalar lo mucho que rima esta película con su momento. El año anterior, 2000, M. Night Shyamalan estrenaba su película El protegido (‘Unbreakable’ en inglés, “irrompible”, que recuerda indudablemente a “intacto”), en la que también desencadena la acción la supervivencia de un hombre a un accidente de avión. Esto nos demuestra la ya palpable influencia de Hollywood en Fresnadillo, más que la tradición europea a la que por nacimiento pertenecía, y pone a Intacto entre la cátedra de películas que sirvieron de puente entre la década gloriosa de los 90 y la era plagada de armas de digitalización masiva, los 2000.
Algunos datos sobre la película Intacto, de Juan Carlos Fresnadillo
Título: Intacto
Duración: 108 min
Género:: Intriga, Thriller
Año: 2001
Dirección: Juan Carlos Fresnadillo
Guion: Andrés Koppel, Juan Carlos Fresnadillo y Gustavo Fuertes