Ha llovido muchísimo desde que en 1995 el Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Turismo y Transportes, decidiera apostar por la serie de animación Historia de Canarias. Ha llovido tanto y ha cambiado tanto el panorama que hoy en día una serie con un carácter didáctico sobre nuestra Historia se nos antoja utópica.
No son buenos tiempos para la materia en las Islas (si es que alguna vez lo han sido), por eso mismo nos conviene hablar estos días de un método infalible de enseñanza: el audiovisual. Lo haremos a través de la mítica serie animada y de su inusual propuesta.
Origen de la idea Historia de Canarias
Empecemos recalcando que la serie tuvo un carácter didáctico, pero también propagandístico y publicitario (la prueba más fehaciente es de donde viene la financiación de la misma). También debemos hablar de su contenido que, en algunas ocasiones, dejaba bastante que desear por obviar algunos aspectos y recalcar otros de la historia de Canarias, dándole en ocasiones cierto sesgo.
Además, debemos comentar que la serie no se realizó en Canarias, aunque el dinero y el asesoramiento histórico –a cargo del exparlamentario por Coalición Canaria Oswaldo Brito– salieran de aquí. Su director es Claudio Biern Boyd y está producida por Saturno, una sociedad que ha desarrollado algunas de las series de animación más conocidas de España como es el caso de D’Artacan y los tres mosqueperros (1981), David el gnomo (1984) o Sandokán (1992). Además, también produjeron una serie llamada Història de Catalunya (1988), de cuyo gen saldría la de Historia de Canarias, que parte del mismo principio: un personaje que guía al espectador por episodios históricos; y que al mismo tiempo se inspiraba en la mítica Érase una vez…El hombre (Albert Barillé, 1978).
Asimismo, debemos entender el clima político canario –al menos el más visible– para comprender la propuesta de desarrollar una serie con estas características. En 1993 las Agrupaciones Independientes de Canarias, Iniciativa Canaria Nacionalista, Asamblea Majorera y Centro Nacionalista Canario (los partidos que conformarían Coalición Canaria) llegarían al poder tras una moción de censura contra Jerónimo Saavedra (PSOE), haciendo que Manuel Hermoso fuera Presidente de Canarias. Y poco después, en las elecciones de mayo de 1995, Coalición Canaria –con Manuel Hermoso a la cabeza– ganaría las elecciones, poniendo en marcha todo un mecanismo cultural del que nos hemos “nutrido” en todos estos años.
Será en ese momento cuando se empiecen a desarrollar los primeros embriones de un nacionalismo anquilosado en la perspectiva turística y de arraigado carácter folclórico. Para muestra de ello es la Ley 7/1995, de 6 de Abril, sobre la Ordenación del Turismo en Canarias, donde queda claro que el aprovechamiento de los recursos ambientales y también culturales, a los que se les da un carácter unitario, persigue unos fines turísticos. En este sentido, aunque la serie no se muestre del todo como un producto con una perspectiva idealizada, sí que tiene algún rasgo de estas características; aunque, por el contrario, no ha seguido el ideal del cine realizado en Canarias durante los últimos años. En el siguiente apartado lo comentamos.
Primero el contenido… Luego la forma
El desarrollo de la serie es, si nos vale, anecdótico, ya que su animación es fruto de la copia y el estilo de otros trabajos del autor, siendo en términos generales muy pobre, carente de personalidad y en muchas ocasiones con escaso trabajo, habiendo planos que son calcos de otros (una técnica de producción para ahorrar costes) y otros que parecen esbozos de un storyboard. Además, se nota que en ese sentido no hubo nadie asesorando la animación, ya que hay ambientes y escenografías impropias de Canarias, reconstrucciones mal hechas y tonos de color que abusan de los ocres y los grises. Una producción que podríamos tildar de “rápida y barata”.
Por lo que entendiendo que la estética no es el principal elemento de la serie para captar la atención del espectador (que se presupone que es un producto destinado al público infantil) debemos priorizar su contenido… ¿Está a la altura del resto de la serie o es un elemento que vertebra mejor las propuestas didácticas?
Su contenido es, sin duda, su punto fuerte, pero hay que reconocerle cierta flaqueza. En momentos puntuales se posiciona ideológicamente en ciertos sectores, en otros parece olvidar a consciencia algunos momentos mientras recalca otros que deberían ser anecdóticos, relacionados con el folclore o el paisaje. Pero, lo peor en este sentido, lo encontramos cuando los momentos históricos a tratar se quedan cortos, bien por falta de indagar más o por hechos objetivos, y tienen que recurrir a la inventiva.
Con el contenido también podríamos criticar –al igual que hicimos anteriormente con las recreaciones– el doblaje, que en algún momento llega a tener algún contrapunto xenofóbo o racista (burdas imitaciones del andaluz, a las clases bajas canarias y a los esclavos africanos), a los que habría que sumarle el acento neutro o peninsular en la mayoría de personajes y que te sacan del contexto de Canarias, aunque en su defensa diremos que esto viene siendo lo normal en el Archipiélago.
Lo que más llama la atención en el contenido es su posicionamiento a favor de las clases bajas de las Islas, estando Guetón (el personaje principal) apoyando siempre a los más desfavorecidos y mostrando que Canarias no siempre ha sido una tierra de prosperidad. Lamentablemente este tipo de contenido cae en desgracia ante el reiterado eslogan de “Las Afortunadas”. No obstante, Guetón no solo viaja a través del tiempo junto a las clases populares, sino también con personajes históricos, clases pudientes, obispos, conquistadores, indígenas, etc.
Esto es un claro punto a favor de la serie y algo completamente extraño de ver en el cine realizado en las Islas. Nuestro cine y el turismo siempre han ido a la par, desde los inicios donde ya se aplicaba censura a toda obra que quisiera mostrar la parte negativa de unas Islas que han llegado pobres hasta nuestros días. Por eso decíamos en el anterior apartado que Historia de Canarias tiene gran mérito al salirse de esa perspectiva durante unos cuantos capítulos para mostrarnos la auténtica realidad histórica de la mayor parte de la población, saliéndose de la exacerbada idealización turística del audiovisual.
Valor didáctico de la serie Historia de Canarias
Hemos criticado mucho la serie, también hemos puesto en alza algunos puntos a favor. No obstante, siendo justos, debemos remarcar su mérito como producto educativo. Un elemento con un valor incalculable, ya que logra acercar contenidos tediosos que delante de un libro se hacen más complicados de asimilar. Ello se consigue haciendo el contenido más cercano, práctico y comprensible, a la par que divertido y ameno para todos los públicos. Esta obra audiovisual es recordada por muchas personas con gran cariño; convirtiéndose así en una serie de culto para algunos canarios con Guetón como personaje popular dentro del imaginario colectivo.
Fuimos muchos los niños y niñas que crecimos viendo la serie, ya sea porque el programa educativo lo proponía así o porque las emisoras autonómicas o locales la mantuvieron durante bastante tiempo en su programación. Lo cierto es que la serie Historia de Canarias cumplió durante muchos años con la ausencia de contenidos canarios a nivel educativo, donde siempre se vinculaba a Canarias desde la transversalidad con otras asignaturas y con una clara vinculación por las fiestas y el folclore (como claro ejemplo el Día de Canarias).
Siendo sinceros, la cultura canaria siempre ha tenido un valor descalificativo, siempre ha sido considerada como parte de la “baja cultura”. Algunos, incluso, han negado la existencia de una cultura propiamente canaria. Han olvidado el valor de las fuentes orales como un saber primordial, afianzando la idea única de que aquello que tiene valor viene de la escritura y, por lo tanto, de aquellas personas que saben escribir, es decir, de las clases altas –las clases bajas tenían un alto porcentaje de analfabetismo, como bien se abordó en el artículo Historia de la educación en Canarias–. Por suerte, algunos académicos como el reciente ganador del Premio Canarias, Manuel Lorenzo Perera, le han dado a la etnografía el valor que tiene: “hay que tener en cuenta que hasta hace poco tiempo la mayor parte del pueblo canario era analfabeto, no sabía leer ni escribir, es la mayoría silenciosa, es la historia de los pobres” (entrevista en El Día realizada por Gabriela Gulesserian).
Todo aquello que quería profundizar en nuestras raíces se tuvo que enfrentar ante los obstáculos que ponían los sectores intelectuales, viéndose las ideas relegadas al ostracismo “como castigo a quienes se atrevieron a elevar los componentes de nuestro ser diferenciado al rango de materia intelectual” (Francisco Déniz y Noemí López, 2011).
Es por ello que, a pesar de sus fallos, hay que elevar a productos culturales y didácticos como la serie Historia de Canarias, ya no solo como una obra diferenciada de otras muchas, sino también como una serie que supo entender que nuestra Historia merece ser contada, que las nuevas generaciones deben aprender sobre el territorio en el que viven y en el que han nacido y, sobre todo, que se debe hacer de la forma más cercana posible.
Aunque parezca mentira, la serie hoy en día parece un producto adelantado a su tiempo y es que, citando a Francisco Déniz y a Noemí López en su análisis de la educación sobre Canarias, “le pese a quien le pese no estamos en una situación significativamente mejor que en el pasado”.
Conclusiones
Historia de Canarias es una serie que, valga la redundancia, ha pasado a la historia. Si bien algunos la recuerdan y hoy en día se puede acceder al completo a ella desde YouTube, su animación se ha quedado un poco obsoleta y esto la ha llevado a la desaparición del imaginario infantil actual.
Por otro lado, su inusual propuesta la ha convertido en un producto eterno. Sus VHS son piezas de coleccionismo para algunos; su planteamiento tiene un origen inusitado en Canarias; y para muchos sigue teniendo un valor pedagógico incalculable. Una serie que, vista con perspectiva, parece adelantada a su tiempo.
Citando de nuevo a Manuel Lorenzo Perera, quien habla de un sentir hegemónico cuando dice que “los canarios no se sienten orgullosos de su cultura porque la desconocen”, debemos plantearnos que tal vez hagan falta más obras como Historia de Canarias para hacernos sentir orgullosos y orgullosas de quienes somos.
Bibliografía
Francisco Déniz & Noemí López (2011). Contenidos propios, políticas identitarias y democracia. Universidad de La Laguna.
Gabriela Gulesserian (03/04/22). Manuel Lorenzo Perera: “los canarios no se sienten orgullosos de su cultura porque la desconocen”. El Día
Historia de Canarias (Claudio Biern Boyd, 1995). Serie.
Ley 7/1995, de 6 de Abril, sobre la Ordenación del Turismo en Canarias