'; ; Pedro García Cabrera ✅ Poeta canario de la Generación del 27
pedro garcía cabrera

Pedro García Cabrera: el poeta de la gran puñeta

La poesía nos enseña que el lenguaje nunca es inocente. Los poetas y escritores soslayan una serie de curiosos argumentos en virtud de los cuales hacen su particular selección de palabras, de tal forma que, como si intuyeran a los vocablos y voces como seres sensibles, tratan de evitar cualquier género de abuso o profanación de los mismos. Así se curan del manoseo y maltrato habitual de términos como onírico, surrealista, brutal… etcétera. Con este prefacio quiero llegar a un punto, que cuando a un poeta de La Gomera de principios de siglo se le considera miembro de pleno derecho del movimiento surrealista a nivel europeo, llega a ser un político comprometido en el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, funda y colabora con La Gaceta de Arte, es encarcelado en un campo de concentración sahariano y llega a formar parte de la inteligencia militar republicana, ese poeta se ha ganado incuestionablemente que se le aplique uno de esos apelativos grandisonantes, tendentes a la hipérbole, pero generalmente carentes de significado por su sobreuso. Y ese apelativo es: imperdible. Disculpen, eso ha sido un chistecillo. En realidad, quería decir increíble. La persona lectora que sepa leer ya se habrá enterado de que nos referimos a Pedro García Cabrera.

El poeta Pedro García Cabrera y el mar

vallehermoso
Vallehermoso, La Gomera. Fuente: José M. Rus.
Nace en Vallehermoso, La Gomera, en 1905, y se muda a Tenerife en 1915 (como dato curioso sobre lo relativo de la percepción de las fechas, y sin que tenga ninguna conexión aparente, esas son las mismas fechas en que Albert Einstein publica las dos grandes obras que conforman la Teoría de La Relatividad). Estudia en el instituto Cabrera Pinto. Como muchos de los grandes poetas, comienza a publicar sus poesías en la prensa isleña desde muy pequeño, con mucha precocidad, con apenas 15 o 16 años. Sus primeros poemas publicados se encuentran en una revista de La Gomera llamada La Voz de Junonia, escrita por jóvenes intelectuales gomeros emigrados a Tenerife, como el pintor José Aguilar, que suponía uno de los mayores altavoces de protesta frente a las injusticias sociales y caciquismos que se daban en la Isla. Este hecho simboliza muy bien las dos corrientes o derivas que guiarán la vida profesional y personal de Pedro García Cabrera, la de la producción poética y la del activismo político. Lo interesante está en rastrear las huellas de una en la otra, su movimiento de marea.

No es de extrañar que los versos de un poeta tan comprometido con su coyuntura social hablen de su entorno, de su pueblo, de lo bello, de lo mundano, del mar, no en vano le llamaban el poeta del mar (haciendo honor a la verdad, he escuchado o leído llamar así a un buen puñado de hombres, sin ir más lejos el poeta canario Alonso Quesada, o el escritor colombiano Gregorio Castañeda), del amor puro y simple… Incluso de los líquenes del bosque, y es que su primer libro de poemas publicado se titula así: Líquenes (1928), alumbrado bajo el paraguas de la revista Hespérides. Con 23 años ya dejaba entrever en sus rimas y estrofas la extraña amalgama que era Pedro García Cabrera, con el vanguardismo progresista de la Generación de 27, el surrealismo del Surrealismo y el amor por las simples cosas que le habían dado la vida, estando por encima de todo el mar. Echemos un vistazo al poema número 20 del libro:

Detrás del gran pellizco que el malecón
algo degenerado le tiró al mar,
todos los meridianos de mar y tierra
abuchean la noche que está en verbena.
De mares extranjeros vinieron olas
que arrastran sus canciones sobre la arena
Del polo encristalado, que vio encenderse
los géiseres azules de las ballenas…

(CONTINÚA)

Con “detrás del gran pellizco del malecón”, y “…mar y tierra abuchean a la noche que está en verbena”, el poeta hace dos de los ejercicios que más se repetirán a lo largo de su obra. Por una parte, crear imágenes inesperadas y contraintuitivas, contradictorias y que provocan el fruncido instantáneo del ceño, violentas en términos de sacudida a quien lee. Es el malecón el que molesta al mar y no al revés, y es éste el que, a modo de venganza, molesta en la normalidad de la noche, como dos vecinos en disputa. Esto nos empuja hacia el segundo ejercicio, el de personificar y sensibilizar a los elementos naturales que por lo general son sujeto de sus poemas, lo que se conoce en métrica como prosopopeya. Comienza a hablar entonces de una venganza involuntaria del mar, mediante la cual trae consigo canciones del otro lado del mundo, simbolizando la fuerza y profundidad del océano, pero también su carácter pasivo, pues son las canciones las que se arrastran con las olas o no al revés. El poema continúa mencionando todo lo que el océano transporta inexorable pero inesperado. Es decir, habla del mar con la solemnidad de quien lo teme y el amor de quien lo bebe.

Con el tiempo, después de pasar años en la Península y vivir una serie de desventuras que le hieren directamente a él o a sus amigos, y que en todo caso simbolizan lo convulso de aquellas décadas, su relación con el mar irá transformándose. Llegará a escribir de la mar con ira, dirá que “le ha dado la espalda tantas veces y no le ha dado un lenguaje para nombrarla”. Sea como fuere, el océano será el orbe hacia el que siempre elevará la mirada en busca de respuestas y del que recibirá preguntas. Nunca perderá la rima para su Isla.

El poeta Pedro García Cabrera y el mundo

revista Gaceta de Arte
Ejemplar de Gaceta de Arte. Junio de 1934. Fuente: RTVC.
La España de la Segunda República fue una feraz llanura para la creación artística, y con una vocación de hibridación con otros países casi de beca Erasmus. La Gaceta de Arte fue una de las insignias del movimiento intelectual y cultural en Canarias. Promovida por el pintor y crítico de arte Eduardo Westerdahl, y el literato Domingo Pérez Minik, esta publicación duró de 1932 a 1936, pero supuso un potente acicate para la notoriedad de la poesía canaria y artistas canarios. Lo paradójico es que en aquella época el 80% de la población canaria era analfabeta. Aun así, una revista de una peseta, una tirada de 600 ejemplares, y unos beneficios pírricos, conectó las Islas con los grandes centros de las vanguardias europeas, en especial el Surrealismo. Uno de los mayores consumidores de la revista era Lorca, que la distribuía por la Academia de Estudiantes. La revista puso a García Cabrera en contacto directo con los poetas del 27 y los surrealistas, llevándole a publicar su segundo poemario en 1934, Transparencias Fugadas, con una clara tendencia hacia aquella corriente, y cuya primera edición llevaba como ilustración de portada un trabajo hecho ex profeso por Maruja Mallo. Durante esos años conoce y escribe sobre personajes como Pedro Salinas o Guillaume Apollinaire, a quien consideraba el más evolucionado de los vanguardistas, pero el momento más significativo para él en su proyección internacional fue la famosa expo surrealista de 1935 (de la que ya hablamos en Alegando!), que trajo a Tenerife a André Breton, con obras de Picasso, Man Ray, Duchamp o Magritte. Bretón, García Cabrera y otros artistas canarios como su amigo Domingo Torres López firmarían un manifiesto surrealista, con lo que se consolidó así la adopción al movimiento del poeta de Vallehermoso.

El poeta Pedro García Cabrera y la guerra

Hemos hablado poco de su faceta revolucionaria, si bien nada había más rupturista que un poeta surrealista. Pedro García Cabrera se afilia al Partido Socialista Obrero Español en 1930, cuando esas palabras significaban algo, y su nombre figura en las listas de la coalición republicano-socialista en las elecciones municipales de 1931. Pasa por el Cabildo Insular. Ostenta varías concejalías en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, y ejerce una fuerte oposición intelectual cuando no gobernaba su coalición. En mayo del 36 hace acto de presencia en la toma de posesión del gobierno de Manuel Azaña, tal era su reputación, y en julio el golpe de estado le pilla en Tenerife. En ese momento da comienzo un periodo de lucha descarnada y supervivencia.

Campo de prisioneros de fyffes
Campo de prisioneros de Fyffes. Fuente: ULL.

El 16 de Julio, desde el primer albor del conflicto que como sabemos comenzó aquí, y por su militancia política con el PSOE, Pedro García Cabrera es detenido junto a otros 36 compañeros. Les metieron en un barco, que hizo una parada en el Muelle de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria, y de ahí les llevaron a uno de esos lugares que han quedado para el olvido, los campos de refugiados canarios. Les trasladaron al de La Isleta, que García Cabrera definiría como “arrancado de una página de Dante”. Al día siguiente les vuelven a meter en un barco, y toman conciencia de la magnitud de su destierro. Les llevan al campo de concentración Villa Cisneros, en El Sáhara. Allí pasará muchos meses haciendo trabajos forzados junto a sus compañeros, mientras reciben sorprendentes noticias de fusilamientos en España. Si cabe tal expresión, peor suerte corrió su amigo antes mencionado Domingo López Torres, que murió a manos del régimen en uno de esos fusilamientos, tras pasar un año en el campo de concentración de Fyffes, donde hoy se encuentra el museo Elder, y su cuerpo fue arrojado al mar.

campo de Villa Cisneros
Imagen de un cuartel del campo de Villa Cisneros. Fuente: Didáctica Del Patrimonio Cultural.

Sin embargo, García Cabrera protagonizó, junto a sus compañeros del campo, una fuga digna de una película. En marzo de 1937, doce presos se hacen con el control del barco que hacía los traslados entre las Islas y el campo. La falúa se llamaba el Viera y Clavijo. Así llega a Dakar (Senegal) y surcan los mares hasta Marsella, y de ahí a Barcelona. Lejos de querer dedicarse al incógnito contemplativo, el poeta se va hasta Granada y se alista en la resistencia republicana, recalando en la sección de inteligencia. Allí sufre un grave accidente en batalla. Por supuesto, es poeta, él y su enfermera, Matilde Torres, se enamoran y posteriormente se casan. En el año 38, solo un año después de la fuga, es encarcelado de nuevo. En este caso, permanece en una cárcel de Andalucía ocho años, hasta 1946. Lo dicho, una vida de película.

El poeta Pedro García Cabrera y la poesía

poeta pedro garcía cabrera
Pedro García Cabrera. Fuente: El Día.
En todo este tiempo, y a pesar de la censura, no cesa su producción poética. A partir de los años 50 vuelve a Canarias con Matilde. Nunca se alejará del todo del surrealismo, pero su obra alcanza un cariz incuestionablemente más nostálgico, más oscuro, la magua. Escribe, entre otros, La esperanza de mantiene (1959), Entre cuatro paredes (1968), o Poemas a la gran puñeta (1973). El poeta no es impermeable a las heridas de los años.

Pero el tiempo devolverá a Pedro García Cabrera la ilusión por su tiempo, pues vivirá lo suficiente para ver morir la dictadura y el renacer de la democracia. En sus últimos años se publicarán libros suyos que llevaban medio siglo censurados. Participa en la vida intelectual y cultural del nuevo paradigma de libertad hasta el final de su vida. En el año 76 se celebra en La Laguna el primer Congreso de Poesía Canaria desde la muerte del dictador, y García Cabrera es uno de los invitados de honor. Lo sienten casi como un símbolo. El poeta es un estajanovista, su nervio creador continuará echando humo hasta su último estertor, con 75 años, en 1981.

Nunca es la mar derrota,
jamás la de la muerte,
dolor de criatura anonadada
por ningún más allá…

(CONTINÚA)

El poema, titulado Cuando la mar descansa pertenece a Poemas del cuaderno verde, publicado un año antes de su muerte. Pedro García Cabrera nunca pierde la poesía, nunca deja caer su pluma. Nunca pierde esa manera de mirar al mar o a sus Islas. Domingo Pérez Minik dice, a propósito de lo indefinible de la poesía, que “sabemos bien que la poesía de hecho y de derecho carece de mensaje. Porque nadie sabe qué es la poesía”. Tal vez la poesía sea eso: una manera de mirar.

Recursos Bibliográficos

  • Ayala, M.(2020) Cuando la vida hace rima. El Día.
  • Bernal Suárez, D. (2018) Pedro García Cabrera: vida y poesía. Deriva21
  • García Cabrera, P. (s/f) atlanticosonoro.com
  • García Cabrera, P. (s/f) poesi.as
  • Pérez Minik, D. (1976) prólogo del libro A la mar fui por naranjas. Antología poética. EDIRCA.

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