Por mi profesión y procedencia, me he tenido que plantear muchas veces a qué se le llama majorero. Con frecuencia he tenido que traducir a inglés el adjetivo, especialmente al mencionar nuestro prestigioso “queso majorero”, y suelo entrar en bucle: ¿Dejo ‘majorero’ para que pronuncien ‘mayorero’? ¿O ‘mahorero’ para que lo pronuncien un poco mejor pero luego no coincida con lo que encuentren en la red porque en español se acuñó con jota? ¿Y por qué con jota si viene de nuestros ancestros, los mahos? ¡Pero es que esa jota tampoco es hache! Es un sonido propio de algunas variantes del español, la aspiración, que a mí me suena a suspiro. Una marca fonética preciosa que nos recuerda nuestra historia, nuestro lugar en el mundo, y que no se recoge con una grafía diferente en el sistema de la lengua española.
Si ‘majorera’ es la palabra castellana que surgió para denominar a la nueva población mestiza entre los prehispánicos mahos y los foráneos ¿por qué se le denomina majorero a cualquier cosa que se ubique en Fuerteventura? ¿No sería mejor utilizar un neologismo como: fuerteventurense, fuerteventuroso, fuerteventuriano o fuerteventurés?
El nombre actual de la isla tiene origen latino, es decir, no es el que le pusieron sus primeros habitantes. ¡Eso ya da para pensar un rato! Pero aprovechando ese argumento ¿no sería más propio llamar fuerteventurense a los habitantes que residen en la isla pero no tienen vínculo con los antiguos mahos o su cultura? Sin entrar en descartes genetistas, ¿no se debe un respeto a las personas que habitaron este territorio durante siglos y sufrieron las penurias que marcaron sus cuerpos y cultura?
Hablo de supervivientes, de los descendientes de aquellos que se las apañaron para superar épocas de escasez, hambruna, sequía, epidemias y vasallaje. Hablo de usos, costumbres y valores heredados que sirvieron para prosperar en una isla de los confines del mundo, desamparada por el clima. Por ejemplo: saber remendar, tener relación con el mar, sacar lo mejor de cada terreno para darle vida, hacer buen uso del agua potable, emocionarse ante un árbol o un campo verde, conocer la calima, el viento o el sol, cuidar la imagen pública, ser humilde, noble, servicial, ingenuo… Valores que se están diluyendo en esta sociedad del consumo neoliberal. ¿Es que no podemos diferenciar aquella vida que hubo antes de esta tercera colonización, facilitada por la globalización y, en mayor medida, por la Unión Europea? Desde aquí, la isla turística, se siente como si hubieran acabado por legitimar la piratería, la invasión y la esclavitud moderna.
¿Cómo va a ser majorero un italiano afincado en la isla? «Vengo, compro una gavia y le pongo un container dentro.» ¿Cómo va a ser majorero alguien con acento peninsular que se enamoró de la isla y se quedó a vivir porque podía permitírselo? ¿Es majorera la hija de un francés y una alemana aunque haya nacido en la isla? Sin acritud. Solo me ciño a los significantes y sus significados. Hablo de lexemas. ¿No podemos ser más específicos? O ¿también tenemos que regalar nuestras marcas de identidad para no ofender a nadie? A mí no se me ocurriría ir al País Vasco y a las dos semanas decir que soy vasca porque digo agur. Pero esta isla es llana y amplia, y al llegar muchas veces recuerda al refrán “ancha es Castilla”.
No digo que todo el mundo llegue y solicite ser llamado majorero. Al revés: muchas veces son las instituciones o los medios insulares quienes lo aplican para designar a cualquiera. Llevado al ridículo extremo de no llamar majorero al que se supone majorero sino a quien por su nombre o rasgos físicos no parece ser de aquí.
¿A qué tipo de chantaje emocional nos hemos sometido los colonizados para tener que incluir tanto hasta borrarnos? Somos minoría y no podemos hacer mucho. En otro lugar decidieron por nosotros que registrarían la propiedad, dividirían los terrenos, los venderían a tal precio, los clasificarían para tal uso y, de paso, nuestras posibilidades laborales se limitarían al mercado turístico. Nosotros al terciario. Otros, los dueños de la tierra.
Y no es cuestión de origen. Es cuestión de actitud: invasora o sometida, colonizadora o colonizada, dominante o respetuosa. Hay quien se incluye por propios méritos y defiende esta tierra mucho más que los majoreros mismos. Nos enriquecemos con la diversidad. Pero es que ser majorero no es un premio, es más bien un apellido. No hace falta ser majorero para amar o defender la isla. De hecho, para entendernos primero deberíamos definir los términos. ¿Qué es ser majorero? ¿Qué es el amor? Y luego a actuar en consecuencia, porque al final, lo de menos, son las palabras.
Buenas,creo que soy un majorero, como tu o parecido,…pues segun mi parecer, es bastante simple, majorero seria aquel que quiere y se siente identificado con esta isla, aunque a veces nos parezca que el rumbo que sigue no es el adecuado, es dificil que todos queramos hacer exactamente lo mismo y de la misma forma,por no decir imposible.
el problema es que yo, igual que tu, no puedo asegurar que mis ancestros hayan sido los opresores o los oprimidos( que serian los unicos majoreros),..o incluso algun intermedio que llego y se afinco como ahora pasa con los procedentes de italia(sabido es que el apellido franquis,..mas canario que el gofio, es de origen genoves) y otros paises.
Mucha razón tenes
¿Cómo va esto? Me pongo nombre guanche sobre mis apellidos peninsulares, Méndez(hij@ de mendo) y Chacón, CASTellano o VASCO, ¿y puedo declararme más majorera que otros?
NO me puse el nombre yo. No me he proclamado más. Me proclamo MAJORERA. Saludos
Majorero.viene de los antiguos Mahos ..por lo tanto es un gentilicio muy Canario.y el que venga a esta isla lo tiene que asumir….
A lo mejor la autora del artículo procede de conquistadores y colonizadores que sometieron a los antiguos habitantes de la isla, pues su apellido, Chacón, tiene orígenes gallegos y castellanos. Aún así, lo importante es que siente fuerteventura, la cuida y la respeta. me parece que el artículo es un tanto confuso, pero me quedo con esta frase «Nos enriquecemos con la diversidad. No hace falta ser majorero para amar o defender la isla»
Hola,
sobre los apellidos: si atendemos a la historia sabemos que a todos los colonizados se les puso apellido. Hay muy pocoS antiguos canarios que conservaron su nombre nativo que luego pasó a apellido.
Además, Muchas mujeres aborígenes (sin apellido) engendraron con hombres que vinieron de europa (con apellido). Es demasiado básico quedarse en ese argumento, porque denota una ignorancia de nuestra propia historia, pero además se me está presumiendo una superficialidad que ofende. No me proclamo de «raza pura». eso hoy en día solo existe en una isla cercana a la india llamada sentinel. y tampoco soy nazi.
Soy (somos) mezcla de varias poblaciones que han convivido en esta tierra. Pero mi cultura, por lo que ha vivido mi familia hasta donde sabemos, es el fruto de una EXPERIENCIA de escasez, hambruna y sequía que se vivió a lo largo de la historia en Fuerteventura. Y digo historia porque es lo que ha quedado escrito. De lo anterior, sabemos muy poco. esas marcas de identidad son de las que hablo.
EN fin, que no se ofendan si no les quiero llamar majoreros a los que llevan tres días viviendo en la isla. Majorero es mucho más que eso. ¿No les gusta fuerteventurense o qué?