'; ; La hora de la merienda ▷ Corto de Alba González de Molina.
La hora de la merienda, de Alba González de Molina

La hora de la merienda, de Alba González de Molina

La hora de la merienda, es un cortometraje dirigido por la cineasta Alba González de Molina. La protagonista estrella es Chela, que recientemente se acaba de quedar viuda y se traslada a vivir cerca de su hija, en una ciudad donde no conoce a nadie. Un día conoce a su vecina Elena, a quien invita a merendar todas las tardes para combatir la soledad. No tardará en surgir entre ambas mujeres una gran amistad. Sin embargo, Elena guarda un pequeño secreto.

A continuación puedes ver el trailer y al final del artículo tienes el acceso para disfrutar de forma gratuita del cortometraje completo.

La soledad y la amistad en La hora de la merienda, de Alba González de Molina

Las lecturas que pueden surgir de estos 17 minutos de producción son varias e interrelacionadas. La soledad, las relaciones materno-filiares y las disidencias al sistema sexo-género se conjugan para dar lugar a un historia donde la amistad pone el contrapunto a los prejuicios. El color y sus cambios, los planos pausados y el peso de la presencia de los personajes hace que nos adentremos en un microcosmos donde es fácil sentir el aislamiento y el encuentro vía empatía.

Varios son los aspectos que podemos destacar de esta producción de la directora Alba González de Molina. La soledad de una madre que ha quedado viuda y su pena por la desidia de su hija de compartir con ella algún rato es un aspecto que, al igual que nos causa indignación, nos acongoja. Y ello por saber de su frecuencia en casos desmerecidos. Chela llama continuamente a su hija, quien la atiende siempre vía contestador, aunque visite puntualmente la casa de mamá para pedir dinero -según apunta ella- de manera excepcional. La presencia de esta ausencia es la que parece acrecentar el sentimiento de tristeza y melancolía de Chela, quien echa enormemente de menos a “su Antonio”. Las medallitas que él le regaló y que ella guarda con gran celo son testimonios de lo que parece ser un amor que aún permanece pero que poco puede servir de alivio. La ausencia, una vez más, toma protagonismo. Y de ello dan buena cuenta las acciones monótonas que se repiten, las cenas sin compañía, las botellas de anís que se vacían y las tonalidades oscuras de su vestimenta.

Elena será quien aporte color y luz a su vecina. “Hola, buenos días ¿Está la señora por favor? El otro día me ayudó con las bolsas de la compra y quería invitarla esta tarde a merendar a casa. ¿Podría darle el recado, por favor?” De un accidente surge una amistad y una cita diaria a la hora de la merienda para tomarse una agüita desde que Chela se anima a hacer la invitación. Las dos mujeres charlan, comparten risas y encuentran refugio la una en la otra. Este impasse en la cotidianidad de sus días llena de vida a ambas. Elena es una mujer de manos fuertes. Durante unos minutos el plano se centra en las manos de ambas mujeres, que siguen dialogando sin que nuestros ojos -al igual que la cámara- se aparten de este objetivo. En este plano se resume el corto: la unión de la amistad, la compañía que combate la soledad, un secreto que se mantiene en la clandestinidad por miedo a los prejuicios y, de nuevo, la vitalidad fruto del acompañamiento. Y ese plano, en el que no se les ve el rostro, uno se imagina una sonrisa ladeada, de cariño y resignación por esa soledad que ambas han conseguido aliviar al saberse cerca.

Las cosas que no se dicen, que se ocultan por vergüenza, por prejuicios, Chela y Elena las comparten sin explicitarlas. Así es como Alba González de Molina, como directora, y Amos Milbor como guionista, nos hacen partícipes del hecho de que, cuando uno se siente solo, no hay prejuicios ni convencionalismos que valgan. Lejos de ser un dramón, es un corto de crítica social que nos saca una sonrisa y que nos invita a reflexionar sobre cómo tratamos a nuestras familias (madres/padres/hijos/hijas) y nuestros vecinos y vecinas. Y también, hasta qué punto los tabúes pueden ser (o no) freno a la camaradería.

Talleres, producción y selecciones de La hora de la merienda, de Alba González de Molina

El cortometraje La hora de la merienda ha sido producido por Gran Canaria Espacio Digital (Cabildo de Gran Canaria) con la colaboración de la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC) y la Film Commission. Se rodó en noviembre de 2016 y su guión fue fruto de un taller realizado en mayo de ese mismo año impartido por Carlos Álvarez. El guión escrito por Amos Milbor estuvo entre los tres seleccionados de un total de diez presentados. Asimismo, se realizaron diferentes talleres (maquillaje, dirección artística y ayudante de dirección, entre otros) gracias a los cuales se confeccionó el equipo final que se hizo cargo de hacer posible esta obra audiovisual. Fue así como nació La hora de la merienda, con las palabras de Amos Milbor y la mirada inconfundible de Alba González de Molina.

Este cortometraje ha recibido varias selecciones y premios, entre los que destacamos el de Mejor Cortometraje de Ficción en el Cine Las Américas Film Festival (Austin, EEUU) y la Mención Cortometraje Internacional del Festival Internacional de Cine la Picasa (Cinco Saltos, Argentina), entre otros.

Algunos datos de La hora de la merienda, de Alba González de Molina

Título: La hora de la merienda
Género: Drama
Duración: 17 min
Año: 2017
Dirección: Alba González de Molina
Guión: Amos Milbor
Dirección de Fotografía: Alba González de Molina
Producción: Gran Canaria Espacio Digital

Director de Alegando! Magazine. Máster en Estudios Literarios. Especializado en Marketing Digital. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual.

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