'; ; La esclavitud en Canarias ▷ Tráfico de Esclavos en las Islas Canarias
la esclavitud en canarias

La esclavitud en Canarias

El papel que jugó Canarias como emisora, receptora y posibilitadora del mercado de personas es un aspecto de la historia del archipiélago que ha pasado quizás demasiado desapercibido. Las grandes producciones de Hollywood nos han conmovido y llenado de rabia, pero ¿te has preguntado alguna vez si desciendes de esclavos? ¿Y si tú tatara tatara tatara abuela hubiese sido una esclava negra? ¿Y si tus ascendientes fuesen moriscos apresados y traídos contra su voluntad? Igual tu autoconciencia y sentimiento identitario cambiaría, o igual no… Quizás puede ser que la gran pantalla tan pronto nos acerca a una realidad que creemos ajena como nos separa de reflexionar sobre nuestra propia biografía.

Pero, ¿de qué esclavos estamos hablando? Y esta pregunta es importante porque las y los indígenas canarios se vendieron como esclavos, porque el archipiélago fue lugar de tránsito en el mercado internacional de esclavos, y porque en las islas también regía la institución de la esclavitud. Sí, en Canarias lo teníamos todo: exportábamos, importábamos y hacíamos negocios con la escala de navíos cuya mercancía eran personas.

En nuestro imaginario colectivo la ignominiosa institución de la esclatiud va asociada a otras latitudes (principalmente América) y no la sentimos como parte de nosotros ni de nuestra propia historia insular […] Sin embargo, lo cierto es que la esclavitud de seres humanos, principalmente africanos de raza negra, también forma parte del lado más oscuro e ignorado de la historia de nuestro archipiélago.

Nelson Díaz Frías, 2020, p. 15.

En este artículo, trataremos de sintetizar las principales cuestiones que rodean la esclavitud en Canarias. Para ello tomaremos de guía algunos de los estudios más relevantes sobre la materia y nos centraremos en las tres cuestiones ya identificadas: indígenas que fueron vendidos dentro y fuera de las islas; personas moriscas y negras que trabajaron de manera forzada en el archipiélago, y Canarias como enclave en el tráfico trasatlántico de esclavos. Pero antes de entrar al trapo, unas cuestiones previas:

Cosas que quizás no sabes (y deberías) sobre la esclavitud en Canarias

  • ¿Cómo te convertías en una persona esclava en Canarias?
  • Los negocios son los negocios y caer en la esclavitud hacía ricos a ciertos mercaderes, aumentaba la fortuna de aquellos que se valían del trabajo forzado, aumentaba las arcas públicas por el pago de impuestos y, además, daba un estatus social relevante. Sólo la “gente de posibles” tenía esclavos y/o esclavas a su cargo.

    Las formas principales de privar a una persona de libertad eran varias, y la más típica en Canarias -al igual que en otras partes del mundo- era la de prisionero de guerra; categoría en la que se incluye a mujeres, niños y niñas. La expansión territorial y la expansión religiosa eran distintas cara de la misma moneda, así que bajo el pretexto de luchar contra el infiel se conquistaban nuevas tierras, se lanzaba al cielo la excusa de “guerra justa”, se sacaba una buena tajada con el botín humano y/o se recuperaba la inversión realizada, a veces con beneficios y otras sin tanto. La Iglesia estaba totalmente de acuerdo, por supuesto, aunque bien es cierto que la cosa cambiaba cuando ya estos infieles se convertían y abrazaban la fe católica. ¡Amén!

    Por tanto, que no te extrañe cuando oigas esto de “bandos de guerra” y “bandos de paces”. No hay que tener un coeficiente intelectual muy alto para entender que los primeros eran los rebeldes que dieron pelea y lucharon contra la conquista y colonización, mientras que los segundos fueron los que se rindieron al toque para, entre los motivos diversos que valorasen, evitar males mayores. Los primeros podían ser justamente esclavizados, mientras que los segundos -en teoría- no. Y decimos en teoría porque en más de una ocasión estos fueron traicionados por el conquistador y terminaron a la venta. También se contempla aquí la esclavitud por insurrección o segunda guerra, es decir, cuando ya el pescado está todo vendido pero salta la chispa y hay un levantamiento, rebelión o revuelta por alguna cuestión en particular. Un buen ejemplo de la esclavitud por esta causa lo tienes en el artículo de Alegando! Magazine en la “Rebelión de los Gomeros”.

  • ¿Se coló el heteropatriarcado en la institución de la esclavitud?
  • De entre todas las maneras de ser esclavizado hay una que es la más simple de todas: nacer de una madre esclava. Sí, de una madre. Los matrimonios entre personas esclavas y libertas estaban permitidos. No obstante -ojo al dato- cuando el liberto era el hombre y la esclava la mujer, éste debía manifestar de forma expresa su conocimiento de la condición de su futura esposa. Y ello para evitar problemas futuros al amo en lo que respecta a su derecho de propiedad. ¿Saben por qué? Porque los hijos engendrados por una mujer esclava (cualquiera que fuese la condición del progenitor masculino) heredaban la consideración de su madre: nacían siendo esclavos y, por tanto, eran propiedad de los dueños de la mamá, pudiendo disponer de las criaturas a su conveniencia. En el ordenamiento jurídico de la época este vil precepto se denominaba “ley de vientre”.

    Por otro lado, el hecho de ser mujer tenía la desventaja añadida de ser una víctima potencial de agresiones sexuales. De ahí que en las partidas de bautismo de bebés descendientes de esclavas se acompañase la indicación de “padre desconocido”. No obstante, bien es cierto que muchas de estas mujeres también pudieron haberse quedado embarazadas por entregarse a la pasión. Al menos no le echaremos en cara que no se mantuvieran castas y puras en una vida de tanta penuria, ¿o sí?

  • ¿Dónde se podía adquirir a algún canario o canaria?
  • Los indígenas canarios se encontraban en los principales mercados de la Península: Valencia, Lisboa y también Sevilla. Según Vicenta Cortés, quien investigó el mercado valenciano, apunta que el periodo comprendido entre los años 1480 y 1500 fue el de mayor oferta de canarios, siendo los años de mayor actividad 1493, 1494 y 1496. Esto se entiende porque aún durante estos años se estaba en el proceso de conquista y colonización de las islas que, recordemos, empezó en 1402 y finalizó en 1496. No obstante, los esclavos y esclavas canarias ya eran conocidos con anterioridad, desde el siglo XIV, y podían ser adquiridos en mercados europeos producto de las razzias en las islas para capturar personas que vender posteriormente.

  • ¿Qué aprendieron los conquistadores con esta experiencia?
  • En otros artículos de Alegando! Magazine ya hemos hablado sobre la colonialidad en Canarias y su relación con la posterior conquista y colonización de América o, si se prefiere, de Abya Yala. Las prácticas esclavistas y las técnicas de dominación y control que se practicaron en un continente cuya existencia y culturas existían antes -evidentemente- del llamado “descubrimiento del nuevo mundo” se experimentaron primero en las Islas Canarias. Y la experiencia, como suele decirse, es un punto. Por tanto, y como han demostrado los estudios decoloniales canarios, el archipiélago sirvió como laboratorio de ensayo para su posterior puesta en práctica en América.

  • ¿Cómo podías alcanzar la libertad en Canarias?
  • La libertad podías adquirirla, básicamente, como en cualquier otro lugar donde rigiese la institución de la esclavitud y las razones para otorgarla son diversas. Según el historiador Lobo Cabrera en Canarias lo más común eran las cartas de manumisión y los testamentos. En ambos casos se trata de un documento oficial que acredita la nueva condición de liberto. Generalmente, la libertad era concedida por “la bondad” del propietario, ya fuese por cariño hacia ese esclavo o esclava (o sus hijos), ya fuese por la consideración del buen servicio prestado. La libertad en el caso de los testamentos ocurría cuando el propietario o propietaria moría. En este supuesto, o bien se daba libertad a esta persona cautiva directamente o se le ponía alguna condición (por ejemplo que realizase algunas labores) para adquirirla. De no ser así, el esclavo o esclava (y sus hijos e hijas) se heredaba por los sucesores como un bien más. Esto no debe extrañarnos, ya que como posesión patrimonial esta persona, además de vendida, podía ser empeñada o arrendada.

    Y ahora que ya tenemos las seis cuestiones básicas sobre esclavitud en Canarias bien claras y el nudo en la garganta, estamos en condiciones de indagar un poco más en cómo se manifestó esta vil institución en las islas.

    La esclavitud de los indígenas canarios

    Venta de esclavos canarios
    Fotograma de Los Ojos de la Tierra de Armando Ravelo.

    El comercio de esclavos canarios está unido a la conquista del archipiélago, aunque ya desde inicios del siglo XIV razzias sobre las islas perpetradas por genoveses, florentinos, portugueses, mallorquines, aragoneses, catalanes, andaluces y vascos habían surtido de esclavos canarios los mercados de Europa y la Península. No se trataba de ventas en masa -como sí ocurrió durante la conquista y colonización- pero sí de individuos o grupos menos numerosos que fueron siendo desperdigados. Es por ello que cuando comienza la conquista se habla de “redescubrimiento”; las islas y sus pobladores eran bien conocidos a esas alturas por la mercancía humana de la que ya se disponía por esas latitudes.

    Posteriormente, ya en el siglo XV, llegan los normandos, portugueses y castellanos. Se inicia así la conquista y se continúa e incrementa el número de indígenas capturados y vendidos como esclavos.

    La conquista de las islas comienza en 1402 y finaliza en 1496. Se inició en las islas de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera para, posteriormente, dirigir las fuerzas hacia Gran Canaria, La Palma, Tenerife y a aplacar la Rebelión de los Gomeros. Lobo Cabrera -en su artículo La esclavitud del indígena canario- señala que en el año 1489 llegaron a puertos peninsulares (Valencia, Ibiza y Mallorca) cientos de personas, muchas de las cuales originarias con seguridad de La Gomera y otras estimadas. Muchas de estas personas eran mujeres y niños. A juicio del historiador esto puede ser prueba de los métodos tan crueles usados para apaciguar la insurrección: horca y ahogamiento para los hombres y venta como esclavos de sus mujeres y descendientes.

    En efecto, en julio de aquel año, llegó al puerto de Ibiza una carabela con cerca de 91 personas procedentes de la tierra de Canaria para venderlas como esclavos, propiedad de doña Beatriz de Bobadilla «ganados y tomados en la conquista que continuamente faze en las dichas islas», y por lo tanto de buena guerra. A Mallorca también llegaron algunos esclavos procedentes de la Gomera, hasta un total de 32, 14 mujeres y 18 hombres.

    Manuel Lobo Cabrera, 2000, p. 133.

    La Palma sufrió igualmente la desposesión de sus habitantes para ser vendidos como mercancía. En este caso no hubo diferencia entre bandos de paces o de guerra; los primeros se vieron traicionados y vendidos igualmente. Así, entre los años 1492 y 1497 llegaron al mercado esclavos palmeros. En Tenerife la cosa se complicó y el uso de la traición ya experimentado se vuelve a poner en práctica: no sólo se venden esclavos de los bandos de guerra, sino también de paces y a mujeres y niños. Asimismo, cualquier excusa en relación a remitir los focos rebeldes era buena para hacer botín humano del que sacar tajada.

    Del fin de la conquista no resultó el fin de la esclavitud. Los datos demuestran que hay un descenso en la oferta de esclavos canarios desde 1497, pero su venta se mantiene hasta aproximadamente 1525, aunque en número -eso sí- menor. Por otro lado -y pese a esta historia trágica a la que le ponemos el nombre de Cathaysa por Pedro Guerra y cara en Los Ojos de la Tierra por Armando Ravelo, entre otros creadores culturales- hay que apuntar que la venta de indígenas canarios fue concluyendo poco a poco.

    La esclavitud de negros y moriscos en Canarias

    La asimilación de los indígenas a la sociedad colonial, su poca resistencia al trabajo forzoso en el ingenio azucarero, sus reivindicaciones de libertad continuas y, por último, la atención de los monarcas y ciertos eclesiásticos a sus reclamaciones provocaron que se tuviese que recurrir a la importación de esclavos a Canarias. Las personas negras y moriscas del continente vecino fueron “las elegidas” para hacer posible el negocio.

    No sólo Canarias estaba inmersa en la tráfico esclavista, sino que en su población estaban presentes personas provenientes de Cabo Verde, Senegal o Angola.

    esclavitud en las islas canarias
    Portada del libro Rosalía Gómez (1801-1874): la última esclava de la isla de Tenerife de Nelson Díaz Frías.
    Tal y como apuntamos al inicio, la guerra santa contra el infiel garantizaba -además de un huequito en el paraíso- buenos ingresos. Las cabalgadas o razzias en Berbería (nombre por el cual se denominaba a los territorios de África del Norte) se daban a la par que la conquista de Canarias y se intensificaron a partir de 1467. Asimismo, también se hicieron importantes incursiones al África Subsahariana, en la que destacan las expediciones a Guinea y Cabo Verde. Así -en los años posteriores a la conquista y sobre todo al inicio del siglo XVI- los esclavistas portugueses hicieron ganancias en las Islas y luego los canarios se sumaron al carro, de modo que -ya en el siglo XVII- hablamos de expediciones canarias-lusitanas. No obstante, después de la independencia de Portugal del Reino de Castilla en 1668, fueron los holandeses y los ingleses los principales suministradores de esclavos a Canarias.

    Los estudios antropológicos y genéticos realizados a partir de las excavaciones en la Iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife revelan que hay un alto porcentaje de componente subsahariano. De hecho, se han encontrado linajes que hasta ahora sólo habían sido detectados en poblaciones afroamericanas, todo lo cual demuestra que no sólo Canarias estaba inmersa en la tráfico esclavista, sino que en su población estaban presentes personas provenientes de Cabo Verde, Senegal o Angola.

    El historiador Nelson Díaz Frías nos hace conscientes -con su libro Rosalía Gómez (1801-1874): la última esclava de la isla de Tenerife– de la permanencia de la institución de la esclavitud en Canarias hasta casi mediados del siglo XIX. Y lo hace presentándonos a Rosalía, una mujer nacida de un viejo linaje de esclavas que transcurrió su vida desarraigada de su lugar de nacimiento y de su familia al ser vendida siendo tan solo una niña. Pasó por hasta tres dueños distintos y murió en 1874 siendo ya una liberta; libertad que se estima que alcanzó sobre el año 1840 ó 1841. Tuvo dos hijos y una hija de padre desconocido, descendencia que nació -al igual que ella- en la esclavitud. Tras alcanzar su libertad y la de sus hijos, Rosalía siguió sirviendo a sus antiguos amos aunque esta vez a cambio de un jornal.

    Canarias como enclave en la ruta esclavista trasatlántica

    La escala en Canarias de camino a los puertos de la América castellana era casi obligatoria. Es prácticamente por todos conocidos el trasvase trasatlántico de personas africanas como mercancía, pero ¿nos hemos preguntado alguna vez de qué forma Canarias se lucró de tal comercio? La ruta esclavista que hacía posible la llegada de estas personas al llamado “Nuevo Mundo” pasaba por Canarias y algunos residentes de las islas sacaron su tajada.

    Tanto el puerto de Santa Cruz de Tenerife como el de Gran Canaria se constituyeron como núcleos estratégicos de primer orden en la ruta esclavista trasatlántica.

    Según estudios de Nelson Díaz Frías, se estima que la mayor expansión del comercio de personas se produjo a finales del siglo XVII y en el siglo XVIII, siendo en torno al año 1780 la fecha en la que entre 80.000 y 100.000 africanos fueron embarcados rumbo a América. Su destino, como sabemos, era el trabajo forzado en los cultivos de azúcar, cacao, tabaco y café. Según nos cuenta este autor “De ellos varios miles acabaron siendo vendidos en las Islas Canarias, en donde eran destinados para tareas domésticas al servicio de las familias más acomodadas o en las duras tareas de los ingenios azucareros que existieron en el archipiélago canario, principalmente en las islas de Gran Canaria, Tenerife y La Palma” (Díaz-Frías, 2020: 23).

    Tanto el puerto de Santa Cruz de Tenerife como el de Gran Canaria se constituyeron como núcleos estratégicos de primer orden en la ruta esclavista trasatlántica. En ellos se dieron cita mercaderes de toda Europa y es que una de las cosas que facilitó que Canarias se posicionara como enclave en el tráfico trasatlántico de personas -además de su situación geográfica entre África, Europa y América- fue las regalías con las que contaban las islas. Sí, esta particularidad de puerto franco nos viene de lejos. Según el historiador Lobo Cabrera, hacían falta la expedición de una licencia por la Casa de Contratación de Sevilla para poder comercializar e introducir esclavos en América. No obstante, al menos el puerto de Gran Canaria estuvo exento de este pago; hecho que favoreció el libre comercio en las islas y, por supuesto, también a las mercancías canarias en las que se incluye a los esclavos capturados en África.

    Grupos de población canaria de ese entonces no sólo era conocedores del negocio, sino participantes y beneficiarios del mismo. De este modo, el tráfico esclavista tuvo un papel relevante en el incremento de las arcas canarias y, por tanto, las islas fueron parte implicada en la expropiación de personas del continente vecino.

    Conclusión

    En la Antiguedad clásica la esclavitud era un régimen económico y social que hizo prosperar a las “grandes civilizaciones” y que traspasó el medievo hasta llegar a la Edad Moderna. La abolición formal de la esclavitud se celebra actualmente, pero ¿el mercadeo de seres humanos es cosa del pasado?

    Canarias fue origen, destino y parada de la esclavitud. Los indígenas canarios fueron esclavizados, la economía canaria y sus monocultivos se aprovecharon de manos esclavas y sus puertos dieron abrigo y reposo a los navíos cuyas cargas eran personas con rumbo a un destino de violencia extrema. Esto significa que el tráfico de personas no nos es ajeno y que en nuestro ADN o en el de personas allegadas se encuentra la marca de la esclavitud.

    Referencias bibliográficas

    • Calderón Ordóñez, A.; Pérez Álvarez, A.; Fregel, R.; Gámez Mendoza, A.; Arnay de la Rosa, M. (2016) Análisis genético y documental de las poblaciones de origen africano en la sociedad canaria del siglo XVIII y su relación con el tráfico de esclavos. XXI Coloquio de historia canario-americana (2014), XXI-032.
    • Cortés, V. (1955). La conquista de las Islas Canarias a través de las ventas de esclavos en Valencia. Anuario de Estudios Atlánticos, 1(1), pp. 479-547.
    • Díaz Frías, N. (2020). Rosalía Gómez (1801-1874): la última esclava de la isla de Tenerife. Ayuntamiento de Arona / Llanoazur Ediciones.
    • Lobo Cabrera, M. (1982). La esclavitud en las Canarias Orientales en el Siglo XVI (Negros, Moros y Moriscos). Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria.
    • Lobo Cabrera, M. (1985). Esclavos negros a Indias a través de Gran Canaria. Revista de Indias, 45.
    • Lobo Cabrera, M. (1982). La esclavitud del indígena canario. El Museo Canario pp. 125-138.
    • Santana Pérez, G. (2004). Canarias: base de la actuación holandesa en el Atlántico (siglos XVII y XVIII). Cuadernos de Historia Moderna, 29, pp. 91-109.

    4 Comentarios

    1. Excelente artículo que nos acerca aún más a una historia bastante desconocida por la mayoría de los canarios y Canarias. Súper Necesario En Los Tiempos que corren DE Racismo Y Xenofobia ¡¡Felicidades!!

    2. mI ABUELO PATERNO, MIGUEL YSAIAS hERNANDEZ (1867-1939)Y SU MADRE, vICTORIA ERAN ESCLAVOS DE tOMAS hERNANDEZ fEO, NATURAL DE sAN MIGUEL DE ABONA EN SU FINCA EN lARES, pUERTO rICO. tENGO COPIA DEL DOCUMENTOCOMPROBANTE.

    Deja una respuesta

    Your email address will not be published.