Iván López es natural del Puerto de la Cruz en Tenerife y licenciado en Filología Hispánica y Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna y Máster en Dirección de Cine por la Universidad Camilo José Cela. Con más de 15 años de experiencia en el mundo audiovisual. Ha rodado más de una veintena de cortometrajes de ficción y documental acaba de finalizar su primer largometraje titulado Platón.
¿Cómo fue el proceso que te llevó a dedicarte al cine?
Desde muy joven siempre me había llamado la atención el cine. Recuerdo ver las películas que Televisión Española programaba en la sobremesa. Me encantaban las películas de Errol Flynn y las de Spencer Tracy y Katharine Hepburn que veía junto a mis abuelos. Ya de adolescente hice mis primeros pinitos con Hi-8 y más tarde con el VHS y Mini DV grabando pequeños cortos en la facultad y fuera de ella con mi mejor amigo Augusto Abreu.
Con 24 años empecé a trabajar en televisión y perfeccioné mis conocimientos. Tres años más tarde y coincidiendo con un cambio fuerte en mi vida fue cuando decidí tomar la cámara y decidí hacer mi primer corto. Tuve la suerte que coincidió con los inicios de la llamada revolución digital en el audiovisual y compré una cámara con la que empecé a realizar mis primeras historias.
Eso coincidió con mi primer viaje a Cuba donde conocí la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños y donde pude aprender de primera mano cómo con pocos recursos se podían hacer grandes cosas. Así que me formé en varios cursos y comencé a rodar mis primeros cortos un poco más serios compaginándolos con la formación en guión y dirección de cine.
Platón cuenta la historia de un adolescente que nunca conoció a su padre y que emprende un viaje en busca de su pasado que hará que se replantee quién es realmente.
Platón es tu primer largo de ficción, ¿qué historia cuenta?
Cuenta la historia de un adolescente que nunca conoció a su padre y que emprende un viaje en busca de su pasado que hará que se replantee quién es realmente.
Aunque también es una historia de amores no correspondidos, de incomunicación y de amistad. Está protagonizada por Leandro González y Alba Tonini dos actores de la nueva generación a los que le auguro un gran futuro y a otros actores más experimentados como Carmen Hernández, Vicente Ayala o Patricia Álvarez entre otros.
¿Qué ha supuesto Platón a nivel personal y profesional?
A nivel personal ha supuesto dedicar íntegramente casi dos años de mi vida compaginando mi trabajo y la producción con lo que todo eso conlleva. Apenas nada de tiempo libre ni de vacaciones y sacrificando el tiempo para estar con mi familia y amigos.
A nivel profesional para mí ha sido como realizar un máster de dirección en vivo y en directo. Si algo he sacado en valor de esta película es el conocimiento de aprender de los errores y confirmar que los sueños se cumplen con esfuerzo, pasión y mucha constancia aunque para ello a veces tengas que sacrificar y perder otras cosas. Lo importante ha sido el camino que me ha ayudado a entender que nada de lo anterior me había preparado lo suficiente para afrontar este reto. Para mí ha sido como si hubiese empezado de cero. Después del proceso hoy soy otra persona más fuerte.
El largometraje ha sido rodado en Tenerife, ¿qué papel juega el contexto espacio-temporal de la isla en la historia?
Realmente nunca me planteé que el público evidenciara que la historia se desarrollase en Tenerife o en una isla. El lugar geográfico no es importante en esta película, son importantes los espacios donde se desenvuelven los personajes. Eso sí que lo tenía bien claro. Son dos películas en una en ese sentido.
En la primera parte, los protagonistas se desarrollan en un ambiente urbano y nocturno. La ciudad actúa como una prisión para ellos. Arian, el protagonista, vive en un barrio del extrarradio y Milena en una barriada del centro, la atmósfera que les rodea es tensa y realmente solo encuentran algo de respiro cuando salen de noche o cuando visitan lugares abandonados lejos de la ciudad.
En la segunda parte, Arian viaja a un desierto donde vive su padre y las cosas empiezan a cambiar para él. La fotografía es más luminosa y en ese espacio desértico en cuando empieza a sentirse más libre. Es curioso porque mucha gente que pudo ver la película en el TEA a la salida se cuestionaba si la película había sido rodada íntegramente en Tenerife ya que muchas de las localizaciones no les eran familiares. Esa fue mi intención desde un principio, quería que el lugar geográfico, al igual que la historia que se contaba, fuera universal.
¿La referencia del título al filósofo griego qué significación encierra?
Platón decía que el amor es aquello que nos lleva a contemplar la belleza en sí misma en todos los sentidos. Esta idea me inspiró para construir el relato de Arian, un chico que habla poco y contempla mucho. Tomando como referencia el erróneo concepto de amor platónico del mundo occidental, en la trama de la película también se desarrollan varios amores platónicos.
A lo largo de tu trayectoria como director has dirigido decenas de cortos, algunos premiados a nivel regional, estatal e internacional, ¿a cuáles les guardas más cariño y por qué?
A todos les guardo cariño porque en cada uno de ellos aprendí y me ayudaron a ser lo que hoy soy como cineasta. Pero le tengo especial recuerdo a Efímeros, un docudrama sobre los represaliados de la Guerra Civil en la isla porque fue la primera vez que produje un cortometraje, lo pasé mal económicamente al año siguiente pero valió la pena por todo lo que aprendí.
Mientras Anochece supuso un antes y después. Lo rodé en el Festivalito de La Palma junto a varios de los mejores actores de Canarias: Marta Viera, Maykol Hernández, Paloma Fuentes y Lamberto Guerra que después se convertiría en uno de mis mejores amigos. El rodaje fue muy ameno y conseguí los primeros premios importantes en mi carrera. Por primera vez sentí que una historia de ficción que había realizado llegaba directamente al público, algo que para mí era primordial.
Vulnerables fue otro de los cortos a los que guardo especial cariño por el contexto en el que lo rodé. Fue en plena crisis económica, una historia que hablaba de perdedores maravillosamente interpretada por Sheila Amador y Vicente Ayala de los que aprendí muchísimo.
En algunos de tus cortos como Las tormentas son para el verano, Vulnerables o Golosinas por momentos se deja entrever un retrato generacional del fracaso y el desarraigo, ¿qué hay de ti y tu generación en estos cortos?
Sí, siempre digo que hago cine como terapia de vida y mis historias siempre están enfocadas a la vida real, no me interesa entretener sino contar una historia que haga que la gente se plantee quién es o de dónde viene o hacia dónde va. En ese sentido siempre intento ser honesto con lo que ruedo y sobre todo humanista.
Me gusta retratar el drama humano y en este caso el generacional. En mis historias hay mucho de mí: la incomunicación, el desarraigo, el fracaso son esos temas que trato desde la época que me ha tocado vivir. Procedo de la generación del Baby Boom. En su día nos prometieron que seríamos felices en el futuro, que si estudiábamos y nos formábamos nuestra vida sería mejor pero nos engañaron a nosotros y a nuestros padres, creo que el fruto de ese engaño ha desencadenado una sociedad que vive al día sin parar a detenerse y pensar qué podemos hacer para cambiarla realmente. En ese sentido el componente social siempre está presente en todo lo que hago y creo que sin duda seguirá conviviendo conmigo en futuros proyectos.
No me interesa entretener sino contar una historia que haga que la gente se plantee quién es o de dónde viene o hacia dónde va
Esos mismos cortos, y otros más como En la azotea nadie nos escucha, Inocencia o Dans ma station muestran realidades marcadas por la injusticia social y la desigualdad, ¿crees que el cine tiene la capacidad de concienciar al espectador?
Pienso que la concienciación debe de practicarla la propia persona para sí misma una vez llega a su casa. Me refiero a que como cineasta lo que básicamente intento plantear son preguntas desde un retrato personal. Intento que esas preguntas sean las mismas que me hago yo como persona. Así que intento compartirlas con el público para que ellos luego reflexionen sobre las cuestiones que le interesan desde su propia experiencia y que cada uno encuentre sus propias respuestas o nuevas preguntas. En ese sentido intento ser un canal de transmisión de determinados aspectos y temáticas que tengan que ver con nuestro mundo contemporáneo y como dije anteriormente, siempre desde una perspectiva humanista.
Resulta también interesante encontrar obras como Dueños de una Esperanza (Corto Documental, 2006) y Clandestinos. Fronteras en el mar (Largo Documental, 2007), donde abordas junto a Eva Domínguez e Iván Burdett el fenómeno de la inmigración clandestina en patera a Canarias ¿Cuáles fueron las cosas que más te impactaron al hacerlo?
Ambos documentales retratan el mismo asunto. Durante 2006 y 2007 viví muy de cerca el fenómeno migratorio a las islas en cayuco. Trabajaba como periodista y básicamente estaba día sí, día sí en el puerto de Los Cristianos siendo testigo directo de las miles de personas que llegaban a tierra en un estado deplorable.
Nunca pensé que esto pudiera ocurrir en nuestras islas. En seguida tomé conciencia de que aquello era un drama humano histórico y decidí ayudar como mejor podía que era mostrando todo aquello que los medios dejaban de contar con la ayuda de dos compañeros de la Facultad de Periodismo. Fueron dos años muy intensos donde viví muy de cerca el drama desde distintos puntos de vista. Desde hace tiempo manejo una gran historia que tiene que ver con todo lo que viví y experimenté en aquellos días.
Espero encontrar la ayuda para convertirlo en una nueva película ya que el proyecto es grande y después de más de diez años sigue de rabiosa actualidad. Si no es posible optaré por convertirlo en una novela, pero seguro que algún día saldrá a la luz de una u otra manera, es una cuenta pendiente que tengo conmigo mismo.
Estos trabajos retratan la xenofobia con la que una parte de la población canaria recibió a los migrantes africanos y evidencian la ausencia de la memoria histórica de un pueblo que emigró legal e ilegalmente hacia América durante siglos. ¿Piensas que el cine puede transformar la realidad recuperando la memoria perdida de las Islas?
No, no pienso que el cine pueda transformar la realidad porque después de todo lo que ha sucedido, sigue ocurriendo lo mismo. La gente se ha insensibilizado de tal manera que ya a nadie le importa lo que pasé a los demás. La foto del niño Aylan es un claro ejemplo. Cuando la vi, sentí una impotencia horrible y me planteé que pese a que aquello era horrible, la foto era necesaria para concienciar a la sociedad y a los políticos del drama que se estaba viviendo. Sin embargo nada de eso ha servido, a día de hoy en Europa y en nuestro país se sigue demonizando a los refugiados e inmigrantes catalogándolos de ilegales, como si hubiesen cometido un delito, el delito de escapar del infierno y buscar un lugar mejor para ser libres.
Parece que mucha gente de nuestras islas ha olvidado que muchos de nuestros familiares tuvieron que emigrar en malas condiciones para buscar una vida mejor. Me genera muchísima tristeza que aún haya personas que vivieron la emigración a Venezuela, que digan que no es lo mismo y que aquí al final a los que llegan en patera se les ofrece sanidad gratis y nos quiten el trabajo.
Para derribar las fronteras físicas primero hay que derribar las fronteras mentales. Si la idea de todo esto es que sigamos comportándonos igual que hace 70 años, creo que no hemos evolucionado nada como seres humanos. Creo que la información sesgada genera falta de empatía y sobre todo miedo, que es lo que genera todo lo demás. Como periodista y como cineasta me veo en la obligación de seguir insistiendo y contando lo que realmente considero que es importante con la esperanza de que algún día todo esto empiece a cambiar.
Creo que la información sesgada genera falta de empatía y sobre todo miedo, que es lo que genera todo lo demás
Pasando de tu obra a la realidad del sector audiovisual en Canarias, ¿cómo ves ahora mismo el panorama?
El panorama hoy en día es mejor que el de hace una década antes de la crisis. Los grandes producciones han encontrado un nicho para venir a rodar a las islas con lo que eso genera, que es trabajo de servicio para todos los profesionales que buscan oportunidades donde desarrollarse.
Existen varias asociaciones de cineastas y han vuelto las ayudas a la producción del Gobierno de Canarias. En ese sentido todo ha vuelto a mejorar pero aún no es suficiente. Falta una pata importante que es la ayuda a la proyección y a potenciar que el trabajo de los autores de aquí llegue al público en general y que se cree una industria más unida.
¿Sientes que las instituciones públicas canarias se preocupan en potenciar la producción audiovisual en las Islas?
Como dije antes existen ayudas y apoyos que han vuelto para impulsar a las producciones canarias pero creo que la implicación debería ser mayor en otros aspectos como la promoción y difusión.
Si estuvieses en un cargo de responsabilidad en el área de cultura de algún Cabildo o del Gobierno de Canarias, ¿qué principales medidas tomarías para impulsar la producción audiovisual local?
Principalmente buscaría encontrar un consenso en el sector, unificarlo y a partir de ahí comenzar a trabajar en una línea común de cara a generar plataformas y ventanas para que los productos que se realizarán en Canarias tuvieran un destino productivo.
Evidentemente la Televisión Canaria tomaría un valor muy importante para esto pero no solo la televisión sino también otros actores principales del mundo audiovisual. También trabajaría más en aspectos como el marketing y la comunicación que hoy en día son vitales para la promoción de las ideas. Por ideas que no sea, tengo varias pero aquí no las voy a contar creo que se deben desarrollar y debatir en otros ámbitos.
Existen ayudas y apoyos que han vuelto para impulsar a las producciones canarias pero creo que la implicación debería ser mayor en otros aspectos como la promoción y difusión.
¿Qué consejos les darías a la gente joven que quiere vivir del cine en Canarias?
Vivir del cine es casi imposible por no decir una utopía en estas islas para las personas mortales. Vivir del audiovisual es duro pero sí es posible. No creo que sea nadie para dar consejos pero si tuviera que dar varios ingredientes los podría resumir en: fe, luego trabajo, trabajo y trabajo acompañándolo de constancia, constancia y más constancia, y finalmente pasión. Si después de todo eso no lo logras, puedes salir fuera y seguir intentándolo.
Recomiéndanos al menos tres películas canarias que el público deba conocer
Guarapo de los Hermanos Ríos, Crónicas del Desencanto de Daniel León Lacave y La Isla Interior de Félix Sabroso y Dunia Ayaso.
Desde hace cuatro años impartes un taller de cine en la Escuela Literaria de La Laguna. Para las personas que puedan estar interesadas, cuéntanos un poco cómo es.
Para mí la enseñanza es algo que me hace sentir completamente feliz. No hay nada más placentero que enseñar lo que te gusta y compartirlo con las nuevas generaciones, eso me reconforta mucho.
Mis talleres son básicos y los centro principalmente en que mis alumnos comprendan el lenguaje cinematográfico y todo su potencial. Intento transmitir a los jóvenes que lo más importante para contar historias no solo es el dominio de la técnica sino la mirada que tengamos sobre lo que queremos contar. En ese sentido mis clases son una mezcla de teoría y análisis de los aspectos más destacados de las películas que luego llevamos a la práctica. Ellos creo que disfrutan mucho y yo también con ellos.
Finalmente, ¿dónde y cuándo vamos a poder ver Platón?
Después del preestreno en el TEA ahora toca el viaje de distribución por Festivales de todo el mundo. No sé cuantos meses estará en distribución pero después de eso dará el salto a las salas comerciales.
- Datos de Contacto
- Correo electrónico: lowylogo@gmail.com
- Sitio Web: www.ivanlopezfilmaker.tumblr.com
- Facebook: /cinematik76
- Vimeo: vimeo.com/lowylopez
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