Reseña de Blanco en Blanco
Blanco en blanco, dirigida por el cineasta hispano-chileno Théo Court y co-producida por El Viaje Films y Don Quijote Cine, es una de esas películas que remueven al espectador, que lo dejan sin palabras sentado en la butaca, digiriendo lo que acaba de ver mientras los créditos se desvanecen en la pantalla.
Alabada por la crítica especializada y galardonada en diferentes festivales internacionales como la Mostra de Venecia o el Festival Cinélatino Rencontres de Toulouse, Blanco en blanco cuenta con un equipo técnico y artístico integrado por varios profesionales canarios de primer nivel. Resulta destacable la exquisita fotografía de Jose A. Alayón, que te transporta a un universo plagado de simbolismos, donde la acción en ocasiones transcurre fuera de campo, donde lo que no se ve se vuelve aún más presente, o la música compuesta por Jonay Armas, capaz de dotar a cada plano de significado.
El filme narra la historia de Pedro, un fotógrafo interpretado por el reconocido actor Alfredo Castro, que llega a una recóndita e inhóspita colonia en Tierra del Fuego con el encargo de retratar el matrimonio de Mr. Porter, un gran latifundista. La futura esposa, tan solo una niña, se convierte en una obsesión que lleva a Pedro a traicionar el poder que domina el territorio. Descubierto y castigado, el fotógrafo no puede escapar y acaba siendo partícipe y cómplice de una sociedad que establece sus cimientos en el genocidio del pueblo Selknam y la colonización de su territorio ancestral.
El deseo de posesión se convierte en una constante que atraviesa la historia en diferentes eslabones, unidos entre sí por una misma cadena de violencia. El origen de ese poder que estructura las relaciones establecidas entre los diferentes personajes está representado por Mr. Porter, una figura físicamente ausente en el filme cuya presencia simbólica, paradójicamente, atraviesa cada plano. Sin duda, una metáfora del capitalismo cuyo mandato legitima la dominación del cuerpo femenino y de los territorios indígenas en pos del goce y el lucro individual de los hombres colonizadores, cuyos privilegios se cimentan en la acumulación por desposesión.
Otra reflexión que suscita Blanco en blanco emana de la relación de poder que se establece entre el sujeto ubicado detrás de la cámara, ya sea la de Pedro en la historia o la de Théo durante el rodaje, y la realidad representada. Un debate abierto y sin respuestas unívocas. La capacidad del artista de componer un plano, de jugar con la luz y el sonido, de construir una estética o una narrativa, no está exenta de la pugna ideológica por establecer una determinada visión de la realidad, de la historia. En este sentido, el filme interpela al espectador sobre lo que está viendo, sobre cómo se ha construido. Un espectador acorralado en la butaca del cine por la ineludible reflexión que exuda cada plano.
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Algunos datos sobre Blanco en Blanco, de Théo Court
Título: Blanco en Blanco
Género: Drama
Duración: 100 min
Año: 2019
Dirección: Théo Court
Dirección de Fotografía: José A. Alayón
Música: Jonay Armas
Guión: Théo Court, Samuel M. Delgado
Producción:El Viaje Films / Don Quijote Films / Kundschafter Films / Pomme Hurlante Films